Palabra de Dios y lenguaje humano. En la búsqueda del rostro
Para introducir el tema sobre el proceso de comunicación que se establece en el acto de la interpretación de un texto bÃblico, quisiera partir de la definición de rostro dada por el filósofo hebreo Emmanuel  Lévinas: “Nosotros llamamos Rostro al modo en el que se presenta el Otro, que va más allá de “la idea del otro en mÔ"1.Por lo tanto, Lévinas llama Rostro a la suprema manifestación de la “alteridad”. Decir Rostro significa ciertamente decir cercanÃa y afinidad, desnudez y presencia, pero  significa también decir alteridad, irreductibilidad. En el Rostro  no todo está ya dado, ni es previsible y mucho menos controlable. La tentación del hombre es la de incorporar al “Otro” en lugar de reconocer que él, como extranjero, existe antes de toda  iniciativa mÃa y de  todo poder mÃo.
La hermosa metáfora del Rostro me parece muy adecuada para introducir el tema de la hermenéutica del texto bÃblico. Al leer una obra literaria, se puede advertir, sin duda, una inmediata afinidad de pensamientos, patrones, comprensión del mundo. Esta percepción, vale todavÃa más para la Biblia, considerada por el  creyente como la presencia perenne de Dios en medio de su pueblo. Pero, aparte de esta cercanÃa debe tenerse en cuenta la distancia, la “alteridad”. En presencia de un texto no podemos comportarnos como lo harÃa un niño jugando con bloques de construcción, dando forma a la materia según su voluntad. Debemos respetar la alteridad. La hermenéutica, entonces, se convierte en un ejercicio de fatigoso descubrimiento, de laborioso acercamiento a un Rostro que no nos pertenece y del cual no podemos disponer a nuestra voluntad.
De ahà surge la pregunta: ¿cómo podemos superar la distancia entre nosotros y un texto sin apropiarnos de él y a la vez sin reducir la interpretación a la frÃa contemplación de un objeto? Se ha dicho que el ejercicio hermenéutico es un camino que va del prejuicio a la precomprensión, porque si el prejuicio es una preconclusión frente al que habla, es decir,  reconducción de su pensamiento a lo que yo sé y acepto, la precomprensión, en cambio, es la disposición a la escucha, la apertura para comprender  y cambiar. Y, por tanto, ¿cómo podemos dar el paso -para expresarnos todavÃa con categorÃas de Lévinas- del “sà mismo al otro”, de una subjetividad cerrada y englobante a una subjetividad abierta y acogedora? ¿Cómo podemos nosotros, lectores del siglo XXI,  compararnos, en una correcta relación de colaboración con el autor de un texto antiguo, como el autor bÃblico, de tal modo que el ir del texto a mà y de mà al texto - el llamado "cÃrculo hermenéutico"- sea un camino correcto y al mismo tiempo apasionante?
El intento de estas páginas es dar una modesta respuesta a esta pregunta a partir de la óptica de las ciencias de la comunicación y en particular desde la perspectiva de “la pragmática lingüÃstica”2.
Dios ha hablado de modo  humano
La Dei Verbum, después de recordar uno de los pilares fundamentales de nuestra fe: que en la Sagrada Escritura “Dios ha hablado”, agrega que Dios ha hablado “de una manera humana” (DV 12), por lo cual “las palabras de Dios ... se han hecho semejantes al habla humana, como el Verbo del Padre Eterno, cuando asumió la debilidad humana, se hizo como los hombres” (DV 13). Asà que, si el texto bÃblico revela a un Dios que habló a los padres y que en los últimos tiempos ha hablado por medio del Hijo “de manera humana”3el estudio del lenguaje humano es esencial para acercarnos a la Biblia, asà como el análisis de los mecanismos del sistema de la expresión humana es un presupuesto necesario para una correcta hermenéutica bÃblica.
Las reglas y las manifestaciones que regulan el lenguaje humano son objeto de la LingüÃstica que, como estudio cientÃfico, es una disciplina relativamente nueva, aun cuando las evidencias de orden filosófico pueden encontrarse ya en algunos escritos de la antigua India, Grecia y Roma 4. La lingüÃstica moderna es una disciplina académica afirmada y en continuo desarrollo, que incluye diferentes tipos de aplicaciones. Se presenta como el resultado de la convergencia de los estudios históricos de LingüÃstica comparativa5, desarrollada en los Estados Unidos en el siglo XIX., y de la reflexión teórica desarrollada en Europa a partir del siglo XX6.
Precisamente a causa de la premisa de la que hemos partido, sobre todo a partir de los años setenta, la lingüÃstica ha ejercido una influencia siempre más masiva sobre los métodos exegéticos, y se ha demostrado en el actual contexto exegético y teológico como una de las más fecundas7; por lo menos por dos razones: por un lado, las ciencias del lenguaje llaman la atención sobre el “estatuto” de la Biblia, la Palabra de Dios expresada en lenguaje humano, y por otro, permite superar la dicotomÃa entre la exégesis y la hermenéutica que el método crÃtico  corrÃa el riesgo de favorecer.
El método histórico-crÃtico, de hecho, desde su origen, ha sido considerado como el guardián del texto y de su sentido histórico, pero ha descuidado la dimensión hermenéutica que deriva de la creencia que el lector de hoy no es el espectador impotente de un objeto ya dado. Especialmente en los últimos tiempos ha surgido la necesidad de considerar la Biblia no como Palabra  estática, en cuanto fijada en una condición histórica especÃfica, sino como Palabra viva y actual. Es precisamente en la hermenéutica en donde la Biblia recupera su eficacia vivificante en la confrontación y en la existencia del hombre. El método histórico-crÃtico tuvo muchos méritos, sobre todo por haber prestado atención al desarrollo histórico de los textos y a su posición en el medio ambiente. Sin embargo, al menos en sus manifestaciones más extremas, llega a hacer de la Biblia un libro cerrado e irrelevante.
En cambio ahora, el estudio del lenguaje, con su función primaria de carácter comunicativo,  permite un acceso más inmediato y al mismo tiempo, más vivo que la relación entre el autor y el lector del texto bÃblico. A través de su Palabra, Dios se dirige al hombre, lo llama a la existencia y a la relación. La Biblia es un testimonio de este diálogo de amistad, que revela Dios al hombre y el hombre a sà mismo: un diálogo de amor que involucra, convirtiéndose en alianza y por lo tanto en vida, llamada, compromiso… Esta dinámica dialógica, por un lado hace a la Palabra de Dios semejante a la palabra del hombre, pero por el otro la hace diferente, ya que la Palabra de Dios tiene la intención de dar sentido último de la existencia humana. Sobre estos dos aspectos, tan diferentes y a la vez tan integrados debe  reflexionar todo aquél que se acerque a la interpretación de la Biblia.
1E. Lévinas, Ethique et Infini, Paris 1982 (utilizo la edición italiana, Etica e Infinito, Roma 1984) 49.
2Señalo algunas contribuciones que testimonian la fecundidad de tal enfoque. El profesor F. Lentzen-Deis ha sido, de alguna manera, el pionero de la ciencia lingüÃstico-pragmática aplicada a la Biblia. Entre sus escritos: "PasÂsionsberichte als Handlungsmodell? ÃœberÂlegungen zu Anstössen aus der "pragmatischen" SprachÂwissenschaft für die exegetischen Methoden", in: K. KERTELGE, ed., Der Prozess gegen Jesus. Historische Rückfrage und theologische Deutung,QD 112, Freiburg i.B. 1988, 191-232; Advances Metodológicos de la exégesis para la praxis de hoy, Bogotà 1990; «Metodi dell’esegesi tra mito, storicità e comunicazione. Prospettive "pragma-linguistiche" e conseguenze per la teologia e la pastorale», Gr 73 (1992) 731-737; Cf. anche D. Dormeyer, Die Bibel antwortet. Einführung in die interaktionale Bibelauslesung, München / Göttingen 1978, y sobre todo la excelente tesis doctoral de A. Fumagalli, presentada en la Pont. Universidad Gregoriana y publicada por la editorial Peter Lang: A. Fumagalli, Gesù crocifisso, straniero fino alla fine dei tempi. Una lettura di Mt 25,31-46 in chiave comunicativa, EH 23/707, Frankfurt/M 2000.
3Hb 1,1-2 ofrece una bella sÃntesis de la historia de la salvación en términos de comunicación: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros dÃas nos ha hablado por el Hijo”.
4El Cratilo de Platón (427-346 a.C.), el De interpretatione de Aristóteles (384-322 a.C.), el De lingua latina de Marco Terenzio Varrone (116-27 a.C.) son testimonios preciosos sobre el origen y sobre la naturaleza del lenguaje. Antes de los fenómenos lingüÃsticos fueron analizados por los lingüistas indios, cuyos estudios desafortunadamente no llegaron al mundo occidental. Entre el s. VII y el s.V el gramático Panini reunió 4.000 enunciados aforÃsticos, conocidos como Sûtra/fili. Una gran sÃntesis de 20 siglos de historia está contenida en dos volúmenes de G. Mounin, Histoire de la linguistique des origines au XXe siècle, Paris 1985, y La linguistique au XXe siècle, Paris 1972.
5La Linguistica histórico-comparativa se ocupaba del desarrollo histórico de las lenguas naturales.
6El ensayo del lingüista Giverino Ferdinand De Saussure (1857-1913), Cours de linguistique générale (tr. it. Corso di linguistica generale), publicado  en 1916, es considerado el fundamento de la LingüÃstica moderna.
7 Para una buena reflexión sobre este aspecto cf. J. Delorme,  “Incidenza delle scienze del linguaggio sull’esegesi e la teologia”, en: Iniziazione alla pratica della teologia, I, 331-345.